jueves, 8 de junio de 2017

UN BESO SINGULAR. (nueva versión)

Federico besó a Blanca y resurgió. Fue un beso de amante y a la vez amoroso. Parecen lo mismo, pero solo las mujeres saben encontrar la gran diferencia. Quería transmitir todo su afecto y comprensión en un instante. Fundieron sus labios, él lo inició y ella se deleitaba. Es difícil que un hombre te ame y te dé placer sin sobresaltos, protegiéndote a la vez, hasta hacerte resucitar.

De golpe su mente se inundó de pensamientos con todo lo que le había ocurrido. Bendecía el día en que se había salido de su casa, donde  ella nunca había sido feliz hasta que aquel hombre, se apiadó de ella y cambió su vida. 

 


El beso de Gustav Klimt

Al morir su madre su padre no tardó en llevar a Dorotea -por coquetería se hacía llamar Doris- , su amante, a casa. Doris era bien parecida y con una edad que toda mujer se encuentra atractiva. Su obsesión por la belleza, la juventud y las cualidades de Blanca, era enfermiza. La miraba como si tuviera que encontrarle algún defecto para poder reafirmarse. Esta obsesión llegó a tal extremo que le llevó a ponerse en manos de un psiquiatra porque incluso más de una vez le había deseado la muerte. El médico le recomendó que, en lo posible, evitara la relación con la chica, lo que Dorotea tomó al pie de la letra. Convenció al padre de la joven para que fuera a estudiar a Inglaterra mediante un acuerdo con una familia que le daba alojamiento durante el curso. 

El odio y rencor no desaparecieron hasta tal extremo que Dorotea contrató a un sicario para matarla. El sicario la siguió varios días para ganar su confianza e intimaron. A él, atraído por la belleza y el buen carácter de Blanca, se le hacía imposible ejecutarla por lo que simuló un accidente. Se difundió en la prensa inglesa donde que anunciaba la perdida de un pasajero en uno de los barcos de recreo que circulaban por el Támesis, aseguraban que el cuerpo de la víctima no había aparecido. A la vista de los días transcurridos la daban por muerta. La familia inglesa era conocedora de los sentimientos de Dorotea hacia Blanca y la buena acogida que había tenido en la nueva familia la permitía convivir sin ninguna tensión. Era una familia numerosa, tenían siete hijos todos varones, con un problema genético de enanismo y también de acondroplasia, en parte por la edad avanzada de los padres. Todos los hermanos tenían  una excelente reputación de serios trabajadores. Por su condición física eran equilibristas en un circo londinense. 

Blanca también recordaba a su madre y esa casa le suscitaba los buenos momentos de su infancia y el cariño que se tenían. 




Enanismo-Acondroplasia


La familia, a pesar de conocer los hechos,  siguió ocultándola y se comportaba admitiendo la tragedia. Parecía que no había sobrevivido. Ella en esa casa era feliz, los padres la tomaban como la hija que no habían tenido y los hermanos como si tratase de su verdadera hermana. Seguían llevando la situación en secreto, hasta que un día Doris anunció la visita a Londres para agradecer, según su versión, el comportamiento de la familia. Ante la visita inminente le comunicaron que Blanca hacía dos días que había aparecido en Greenwich totalmente desorientada. 

La compañera de su padre evidenciaba su obsesión hacia la joven, que cada día se incrementaba. La chica insistía en que quería seguir estudiando en Inglaterra lo que Dorotea admitió a regañadientes. En esa visita las malas formas hacia Blanca se hicieron patentes, la familia le recomendó que procurase evitar a lo que para todos era una madrastra. En un nueva visita mostró interés por llevar a Blanca a hacerse un chequeo médico a un hospital fingiendo un falso interés por su salud y el médico no le encontró nada anormal excepto un fuerte estado de ansiedad por lo que le prescribió la toma de ansiólticos en una dosis moderada. Dorotea permaneció varios días en Londres. Junto a Blanca, no la abandonaba, su mejor amigo y compañero de curso, Federico. Una tarde, en ausencia del muchacho, Doris convenció a Blanca para que aumentase la dosis del medicamento, la joven accedió y cayó en un profundo sopor. Todos la daban por muerta. En el tanatorio Blanca aparecía tumbada con una dulce sonrisa y expresión de bondad. Llegaba el momento del adiós. Federico pidió permiso a la familia para despedirse, retiraron la tapa de cristal y así lo hizo. 

Dorotea al enterarse de la recuperación de Blanca tuvo que ser ingresada en un centro psiquiátrico por trastorno obsesivo compulsivo muy grave.


Javier Aragüés (junio de 2017)

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